A las plantas terrestres no les gusta estar bajo el agua durante largos períodos de tiempo, como han descubierto los agricultores de todo el Reino Unido en los últimos meses. Pero las plantas acuáticas tampoco están diseñadas para “trabajar” fuera del agua. Normalmente, el entorno acuático soporta gran parte del peso de la planta y, en consecuencia, las plantas acuáticas no dedican tanto de sus recursos al tipo de tejido estructural necesario para sostener las plantas terrestres.
Pero, ¿qué pasa con las plantas de ambientes donde el nivel del agua fluctúa rutinariamente? Los humedales se ven afectados por regímenes hidrológicos que pueden provocar períodos de bajos niveles de agua. Durante estos períodos, las plantas acuáticas experimentan un cambio drástico en las condiciones mecánicas que encuentran, desde bajas fuerzas gravitatorias e hidrodinámicas de tracción cuando se exponen al flujo en condiciones acuáticas, hasta altas fuerzas gravitatorias y de flexión en condiciones terrestres. El objetivo de este estudio fue probar la capacidad de las plantas acuáticas para producir formas de crecimiento autosuficientes cuando crecen en condiciones aéreas mediante la evaluación de su resistencia a las condiciones mecánicas terrestres y los cambios morfoanatómicos asociados.
Un documento reciente en Annals of Botany investiga la capacidad de las plantas acuáticas de ocho géneros para producir fenotipos autosuficientes capaces de resistir las condiciones mecánicas terrestres.
Encuentran que seis especies muestran una mayor rigidez a la flexión, ya sea como resultado de una mayor asignación al fortalecimiento de los tejidos o por un aumento en el área de la sección transversal de los órganos que soportan las fuerzas mecánicas. Estas respuestas plásticas pueden desempeñar un papel clave en la capacidad de la especie para colonizar entornos altamente fluctuantes, pero la capacidad reducida de las plantas para tolerar las condiciones mecánicas acuáticas cuando el nivel del agua vuelve a subir podría representar un costo para producir una forma de crecimiento adaptada a las condiciones aéreas.