Imagine la naturaleza como un escenario para una danza, donde la vida se desarrolla en movimientos elegantes y armoniosos. En este espectáculo, las interacciones ecológicas son las bailarinas, bailando al ritmo de la luz del sol, los cambios de temperatura y los matices del entorno. Son como la coreografía invisible que mantiene la vida en la Tierra en perfecto equilibrio, una danza que nunca se detiene y nunca se repite de la misma manera.
Sin embargo, esta danza ecológica no es sólo un espectáculo para admirar; es la base esencial que sustenta todas las formas de vida en nuestro planeta. Cada paso, cada movimiento, cada interacción entre especies es una pieza fundamental del rompecabezas de la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas. Por lo tanto, comprender esta coreografía en constante cambio es esencial para la conservación y comprensión de cómo funciona la vida en la Tierra.
En particular, cuando observamos las interacciones entre plantas y polinizadores, podemos ver cuán sincronizada está esta "danza". En las interacciones planta-polinizador, las especies vegetales sincronizan precisamente la apertura de las flores con la mayor actividad de los insectos para aumentar sus posibilidades de interactuar. Este proceso es mejor conocido como 'superposición fenológica' y es uno de los principales impulsores de las interacciones planta-polinizador. Sin embargo, la mayoría de los estudios que evalúan la dinámica espacio-temporal de las interacciones provienen de estudios realizados en escalas temporales más amplias, como meses, estaciones climáticas o años. Aún así, aún queda mucho por explorar respecto a los detalles de estas interacciones, especialmente a la hora de entender lo que sucede en un solo día.
Con esto en mente, yuta nagano realizó un estudio para comprender cómo responden las plantas y los polinizadores a los cambios en contextos bióticos y abióticos a lo largo del día. Específicamente, el autor pretendía comprender cómo respondían las plantas y los polinizadores a los cambios de luz, temperatura y otros factores ambientales. Además, analizó los patrones de apertura y cierre de las flores y cómo los polinizadores ajustan su comportamiento según esos ritmos.
Para ello, el autor realizó observaciones de campo en praderas seminaturales dentro de un paisaje agrícola en Japón durante seis días. Estas observaciones se realizaron a intervalos regulares de dos horas, comenzando a las 8:00 de la mañana y continuando hasta las 4:00 de la tarde.
Uno de los hallazgos clave de este estudio es que la diversidad de polinizadores y el número de interacciones variaron a medida que pasaban las horas. Por la mañana, la riqueza de insectos e interacciones fue baja, pero a medida que la temperatura aumentó a lo largo del día, los insectos se volvieron más activos, lo que resultó en un aumento tanto en la riqueza de insectos como en el número de interacciones. Durante la tarde, a medida que avanzaba el día y bajaban las temperaturas, la actividad de los insectos disminuyó, lo que provocó una disminución tanto en la riqueza de insectos como en el número de interacciones.
Curiosamente, el autor descubrió que diferentes grupos de insectos respondían de manera diferente a estos cambios a lo largo del día. Las abejas, moscas y mariposas, por ejemplo, siguieron un patrón de respuesta en forma de campana, donde la diversidad y el número de interacciones aumentaron, alcanzaron su punto máximo y luego disminuyeron nuevamente durante el día. Sin embargo, las polillas mostraron una respuesta en "forma de U", con una disminución en la diversidad de insectos y el número de interacciones por la mañana, alcanzando un mínimo y luego aumentando nuevamente por la tarde.
Lo más sorprendente de este descubrimiento es cómo el momento de estas interacciones está estrechamente relacionado con el momento en que diferentes especies de plantas ofrecen sus recursos florales, como el néctar y el polen. La mayoría de las plantas abrieron sus flores y ofrecieron sus recursos durante momentos específicos del día, mostrando también un patrón de respuesta en forma de campana. Sin embargo, adenófora tripila var. japonica exhibió una respuesta única en forma de 'U', ya que esta especie reserva su néctar para la noche cuando sus polinizadores, en este caso, algunas especies de polillas, están más activos. Esta disponibilidad de recursos y dependencia de las polillas puede favorecer una mayor diversidad de insectos durante la noche y, a su vez, promover una mayor diversidad de insectos e interacciones al amanecer y al anochecer, pero no durante todo el día. Esta compleja relación entre insectos y plantas resalta cómo la naturaleza funciona en conjunto y cómo el tiempo es un factor importante en la ecología tanto de plantas como de insectos.
Otro descubrimiento intrigante realizado por el autor fue que a lo largo del día, la importancia de los factores clave que afectan las variaciones en las interacciones entre insectos y plantas variaba significativamente. Por la mañana se pudo observar que cableado de interacción desempeñó un papel más destacado. Es decir, durante la mañana, los insectos cambiaban las plantas con las que interactuaban con mayor frecuencia.
Es probable que esto ocurra debido a cambios en los picos de actividad de las especies. La mayoría de los polinizadores tienden a ser más activos durante las primeras horas de la mañana. Al mismo tiempo, por la mañana, la mayoría de las plantas abren sus pétalos, liberan aromas y producen néctar para atraer a los polinizadores. Este aumento de la actividad de las especies aumenta la probabilidad de que dos especies interactúen y amplía la gama de opciones de interacción. Este aumento de las interacciones, a su vez, favorece cambios en los patrones de interacciones entre insectos y plantas.
Sin embargo, durante la tarde, rotación de especies –el cambio de especies en interacción, ya sea ganando o perdiendo especies diferentes– surgió como el factor más crucial para la dinámica de las interacciones. Sorprendentemente, al mediodía estos dos componentes se equilibraron y se volvieron igualmente fundamentales para la dinámica de interacción.
Por otro lado, durante la tarde, el pico de actividad de los insectos disminuye, y algunas plantas pueden comenzar a cerrar sus flores o reducir su producción de néctar para conservar agua y energía, lo que resulta en una disminución en el número de especies e interacciones. En este momento, estas especies son reemplazadas por especies que son más activas durante el final de la tarde y la noche, lo que aumenta la importancia del recambio de especies para las interacciones.
En general, las conclusiones del autor enfatizan cuán dinámicas son las interacciones planta-polinizador. Además, los resultados sugieren que los factores detrás de los cambios en las interacciones entre plantas y polinizadores pueden variar en diferentes escalas de tiempo, lo que desafía nuestra comprensión de las interacciones ecológicas. Estos hallazgos proporcionan información valiosa sobre el delicado equilibrio de la naturaleza, con posibles implicaciones para la conservación de la biodiversidad y la sostenibilidad de los ecosistemas.
LEA EL ARTÍCULO:: Nagano, Y. (2023). Changes in pollinators' flower visits and activities potentially drive a diurnal turnover of plant‐pollinator interactions. Ecological Entomology. https://doi.org/10.1111/een.13262
Traducción al portugués por Víctor HD Silva.
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